Un japonés quiso cambiar de manera rotunda su imagen. Invirtió una fortuna y ahora mueve la cola de contento con el resultado.
“Mi nombre es Toco, y me cansé de ser una persona y decidí ser un…collie.” La curiosa declaración de principios no es parte de un guión de una película fantástica. Es una muestra más de que, como siempre, la realidad supera a la ficción.
Toco es un japonés que el 5 de diciembre de 2022 tuvo una suerte de revelación y decidió que debía cambiar. Pero su cambio fue total. Se transformó en un perro y no cualquier pichicho…en un collie.
Un cambio de imagen muy costoso
Para cumplir su deseo este japonés decidió ir por lo mejor. Llegó hasta la casa “Zeppet” especializada en cumplir con pedidos para efectos y disfraces para películas en todo el mundo. Ni se inmutaron cuando Toco llegó y les dijo que quería transformarse en un perro. Se pusieron manos a la obra para transformarlo en un animal.
Lo primero fue aclarar la tarifa: US$ 14.000 para convertirse en un “Lassie humano”. Hubo que invertir horas en hallar pieles sintéticas que parecieran al pelaje real de la raza collie.
Además, adaptar el espacio interior del traje a un ser humano. Las patas no se mueven igual que las piernas. Pero ese será un problema para Toco si alguna vez quiere volver a caminar en dos pies.
Además, hubo que diseñar un hocico autónomo, que se abre y que se cierre, y que no deje ver nada de la cara del verdadero “animal” que habita en este perrito. Y un sistema para emitir ladridos. Si el perro llegaba a hablar, estaríamos hablando de otra cosa. Tal vez para el oficial norteamericano que habló de seres “no humanos”.
El resultado puede decirse que es muy bueno, Luego de 40 días de trabajo y de pruebas se puede dar la prueba por concluída: ¡Toco ya es un animal!
La prueba de fuego para el perro humano
Claro que pasear por la casa – su casa y no una cucha – estaba muy bien para Toco, pero quería la prueba definitiva: salir a la calle y ver la reacción del mundo exterior.
Lo sacaron con una cuerda y todo. Una mujer se acercó a hacerle caricias. También interactuó – hasta cierto límite, por supuesto, con otros perros que o no sospecharon o habrán pensado que era un perro medio raro.
Luego de un paseo, volvió a casa. El camino fue corto porque, como ya dijimos, las extremidades posteriores de los canes no son como las nuestras y caminar en cuatro patas, por más que Toco quiera ser perro, es un suplicio.
El éxito de ser perro
Toco tuvo otra idea, nada original pero rendidora. Hizo que lo grabaran y subió el resultado a las redes sociales. Por supuesto que avisó que lo que veían no era la trigésima generación descendiente de “Lassie” sino “simplemente” a una persona que quiso ser perro y cumplió su sueño.
La propuesta funcionó ya que en pocas horas logró más de 3 millones de vistas, likes y todo lo que se puede obtener en una red social. Claro que los comentarios fueron variados. Desde los que lo felicitaron hasta los que le recomendaron hacerse un mapeo cerebral.
El señor, perdón, el perro “Toco” algo debe intuir, porque en las redes subió este comentario: “No le he dicho a nadie sobre mi transformación en un perro”, dijo.
“Todavía tengo miedo de que mis amigos encuentren mi pasatiempo extraño”.