En las últimas semanas, las autoridades estadounidenses han recibido información de una fuente sobre un complot de Irán para asesinar al expresidente Donald Trump. Esta revelación llevó al Servicio Secreto a incrementar las medidas de seguridad alrededor de Trump, según informaron varias personas familiarizadas con el asunto a la cadena CNN.
Aunque no hay indicios de que Thomas Matthew Crooks esté vinculado al complot, la amenaza de inteligencia de una agencia extranjera hostil y el aumento de la seguridad para Trump plantean nuevas interrogantes.
Un funcionario del Consejo de Seguridad Nacional (NSC) de Estados Unidos, indicó que tanto el Servicio Secreto como los coordinadores de la campaña republicana fueron informados de la amenaza antes del mitin: “El Servicio Secreto se enteró de la creciente amenaza a través de los últimos informes”, comentó el funcionario. Además, añadió: “El NSC contactó directamente al Servicio Secreto para asegurarse de que continuaban rastreando los informes más recientes, en respuesta, el Servicio Secreto aumentó los recursos y activos para la protección del expresidente Trump”.
La Misión Permanente de la República Islámica de Irán ante las Naciones Unidas, negó la existencia de un complot para asesinar a Trump: “Estas acusaciones no tienen fundamento y son maliciosas, desde la perspectiva de Irán, Trump es un criminal que debe ser procesado por ordenar el asesinato del general Soleimani. Irán ha elegido el camino legal para llevarlo ante la justicia”, manifestó un portavoz de la misión a CNN.
Desde el asesinato de Qasem Soleimani, comandante del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán (CGRI), a manos del ejército estadounidense en enero de 2020, Irán ha prometido venganza.
Ex altos funcionarios de la administración Trump, como John Bolton y Mike Pompeo, han tenido una estricta seguridad desde entonces. En 2022, el Departamento de Justicia anunció cargos penales contra un miembro del CGRI por intentar orquestar el asesinato de Bolton, un hecho que los fiscales estadounidenses señalaron como represalia.
El FBI, que lleva a cabo la investigación sobre el tiroteo del sábado, se negó a hacer comentarios al respecto. La portavoz del NSC, Adrienne Watson, declaró que no hay vínculos conocidos entre el tirador y ninguna otra persona en este momento.
La campaña de Trump no confirmó si estaba al tanto de la amenaza iraní: “No hacemos comentarios sobre el equipo de seguridad del presidente Trump”, expresó la campaña en un comunicado.