Hoy se cumplen dos décadas desde el secuestro y asesinato de Cecilia Cubas, hija del expresidente Raúl Cubas y la exsenadora Mirta Gusinky. Su muerte a manos del EPP marcó un antes y un después en la historia del crimen organizado en Paraguay, dejando una herida que sigue abierta.

Este 21 de septiembre se conmemoran 20 años del secuestro de Cecilia Cubas Gusinky, un episodio que aún sacude la memoria colectiva de nuestro país.

Cecilia, una joven de 31 años, fue capturada brutalmente por el grupo criminal Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) cuando regresaba a su hogar en San Lorenzo. Aquel día, el inicio de la primavera se volvió oscuro para su familia.

Durante meses, su familia mantuvo la esperanza de su liberación, pero las negociaciones fueron en vano. Pese al pago del rescate exigido, el EPP no cumplió su promesa, y el 16 de febrero de 2005, el cuerpo de Cecilia fue hallado enterrado en una casa en Mbocayaty, Ñemby.

Según lo revelado en el juicio por el forense Pablo Lemir, Cecilia fue mantenida dopada y enterrada viva, muriendo asfixiada

El caso de Cecilia Cubas no solo dejó una profunda herida en su familia, sino que también se convirtió en un símbolo de la crueldad del crimen organizado, que aún hoy día, sigue afectando a muchas familias. A pesar del paso del tiempo, la injusticia de su asesinato sigue presente, recordando a la sociedad la urgencia de combatir este flagelo.