La expansión de la industria aceitera ha impulsado notablemente el crecimiento de la producción de cerdo y aves en Paraguay. En las últimas décadas, el establecimiento y ampliación de las agroindustrias no solo han generado empleos de alta calidad, promovido el desarrollo regional, incrementado las divisas y mejorado los ingresos fiscales, sino que también han tenido un impacto positivo en sectores relacionados. Este efecto indirecto ha favorecido el aumento en la producción de cerdos y aves, según el informe económico “Paraguay, potencia agroindustrial para alimentar al mundo”, elaborado por el Dr. Emilio Ortiz Trepowski y Carolina Riquelme.

En 1991, durante un censo agropecuario nacional, las plantas procesadoras de soja comenzaban a establecerse en Paraguay. En ese momento, la superficie cultivada con soja era de poco más de 500.000 hectáreas y la producción de granos alcanzaba aproximadamente 1.500.000 toneladas. La población avícola nacional, incluyendo ponedoras y parrilleros, sumaba 11,2 millones de aves, y el stock de cerdos era de 1.003.880 cabezas, según datos del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG).

A lo largo de los años, las inversiones en la instalación y ampliación de industrias aceiteras han promovido el aumento en la producción de harina de soja, un subproducto de la extracción del aceite, así como de otros insumos utilizados en alimentos balanceados. Esto ha incrementado la disponibilidad de estos productos, facilitando la cría de cerdos, aves y otras especies de ganado menor.

La harina de soja, con su elevado contenido proteico, y el aceite de soja, con sus variados usos industriales, se han convertido en elementos estratégicos para el desarrollo de industrias relacionadas. Estos productos son esenciales para la elaboración de alimentos, biocombustibles y cosméticos, entre otros.

La expansión de las industrias aceiteras ha ido acompañada del crecimiento del sector avícola. En 2008, el número de aves era de 16 millones, cifra que alcanzó los 32 millones en 2023. Esto permitió una producción de carne de pollo de 135.200 toneladas en 2023, con 47,5 millones de aves faenadas, según datos del Servicio Nacional de Calidad y Salud Animal (Senacsa). Durante el mismo período, la producción de huevos fue de 763,2 millones de unidades. Las exportaciones de carne de pollo en 2023 sumaron 12.571 toneladas, con un valor de US$ 12,89 millones.

En cuanto a la producción porcina, el stock aumentó de poco más de 1.000.000 de cabezas en 1991 a 1.801.460 cabezas en el censo agropecuario de 2022. En la última década, el volumen de faenamiento creció de 297.429 cabezas a 745.073 cabezas por año, con una producción de 67.233 toneladas de carne de cerdo en el último período, según datos del Senacsa. En 2023, la exportación de carne de cerdo, menudencias y despojos fue de 7.689 toneladas, alcanzando un valor de US$ 19,2 millones.

La producción piscícola en estanques también ha visto un incremento significativo. En 2008, se cultivaban aproximadamente 660 hectáreas de espejo de agua, cifra que creció a 801 hectáreas en 2022. La cosecha comercial pasó de cerca de 100 toneladas anuales a unas 6.500 toneladas, según el MAG.

El notable aumento en la producción avícola y porcina, entre otros sectores, se debe a varios factores: la incorporación de tecnología avanzada, la mejora en la organización de las cadenas productivas por parte de empresas líderes, el fortalecimiento de los controles sanitarios, la adopción de mejores técnicas de crianza y nuevas políticas de apoyo institucional. Asimismo, el alimento balanceado con alto valor nutricional, proveniente de la agroindustria nacional, ha sido fundamental para este crecimiento.

Diversidad de usos industriales de los derivados

Los principales derivados de la soja en Paraguay incluyen el aceite crudo, la harina y la cascarilla. Las industrias asociadas a la Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas (CAPPRO) se enfocan en alcanzar la máxima calidad y volumen en la producción de estos derivados utilizando tecnología de vanguardia.

El aprovechamiento sostenible de las materias primas agrícolas permite el desarrollo integral de la cadena de valor de las oleaginosas, transformando la proteína vegetal en proteína animal y el aceite en biodiésel y otros productos.

Por lo tanto, el gremio sostiene que la consolidación de la molienda local es clave para el desarrollo de toda la cadena productiva: avícola, porcina, piscícola, lácteos, biodiésel y margarinas, entre otros. Esto genera más empleo, lo cual es esencial para combatir la pobreza y promover el crecimiento económico y social de Paraguay.

El avance en los eslabones de la cadena productiva incrementa la generación de empleos y tiene un impacto positivo en otras áreas, como el transporte terrestre y fluvial, los servicios, la energía (consumida localmente en lugar de exportada), la construcción y la industria metalmecánica. Así, la agroindustria se convierte en un pilar fundamental para el desarrollo económico del país.