En medio del auge inmobiliario que vive Paraguay, donde los metros cuadrados se multiplican pero no siempre con visión a largo plazo, EMSA Inmobiliaria se posiciona como una de las pocas empresas que no solo vende lotes, sino que construyen con propósito.
Con 31 años de experiencia en el mercado, presencia activa en más de 10 ciudades de la Región Oriental y más de 30.000 clientes satisfechos, la compañía no es una improvisación. Es una firma con historia, con rostro humano y con un modelo de gestión que combina profesionalismo, responsabilidad y cercanía.
Fundada en 1994 por dos hermanos, hoy es liderada por su segunda generación, representada por el director ejecutivo, Joaquín Salum, quien reafirma que el crecimiento sostenido de la empresa se debe a una convicción profunda: Hacer bien las cosas desde el principio y con un valor agregado.
En una época donde abundan los proyectos, tener una trayectoria limpia, sin manchas ni reclamos, es un diferencial real

“Nuestro mayor valor es el boca en boca. Tenemos clientes muy conformes que ellos mismos son los que nos recomiendan”, sostiene Salum.
Además, la empresa emite bonos corporativos a través de la bolsa de valores. Esto implica no solo confianza del mercado, sino también un compromiso real con la transparencia: Presentación de informes trimestrales y anuales, auditorías externas y controles que garantizan seguridad tanto a inversores como a compradores.
Pero EMSA no se define sólo por sus números o logros. Se define por su cultura empresarial basada en la honestidad, el asesoramiento personalizado y la flexibilidad, que ofrece múltiples formas de pago, atención directa y un equipo de orientadores inmobiliarios que acompañan a cada cliente en su proceso.

Hoy, cuando el desarrollo inmobiliario parece una carrera desenfrenada por construir más y más, ellos proponen pausar, pensar, planificar y construir mejor. Porque entiende que el verdadero desarrollo no se mide solo en lotes vendidos, sino en comunidades que florecen, en personas que acceden a una vida más digna y en ciudades que crecen para dejar huella.