El colombiano tenía un zoológico personal con animales de todo el mundo. Cuando murió en 1993, quedaron sin control, y algunas especies se multiplicaron hasta convertirse en una amenaza.
No está claro si comenzó con solo dos o con cuatro. Pero se transformaron en un éxito de la biología que haría sentir orgulloso al propio Charles Darwin. Sin embargo, desde hace años son más que un problema. Se trata de los hipopótamos de Pablo Escobar Gaviria. Sí, el narcotraficante más famoso del mundo, muerto en 1993, quien tuvo un capricho insólito: trajo hipopótamos desde África para un zoológico personal que montó en su finca de “Puerto Triunfo”. Con el correr de los años, los animales se multiplicaron y se convirtieron en plaga y es por eso que las autoridades colombianas decidieron ponerle fin con un particular método.
Sin depredadores naturales y con el clima más que favorable, las bestias africanas se adaptaron maravillosamente. Se reprodujeron tanto, que ahora el gobierno colombiano busca controlarlos del siguiente modo: matarán a algunos, esterilizarán a otros y muchos que sean capturados se ofrecerán a reservas en cualquier país del mundo.
Hipopótamos: La supervivencia del más apto
La definición de Darwin se cumplió sobradamente en Colombia. Pablo Escobar introdujo los hipopótamos hace 30 años. Algunos dicen que, como si fueran “Adán y Eva”, solo necesitó una pareja de estos enormes animales. Otros dicen que fueron cuatro. Pero al no tener “rivales” en la zona, se convirtieron en los “reyes del río Magdalena”, el curso de agua que pasa por lo que fue la propiedad del jefe del cartel de Medellín. Comenzaron a reproducirse sin control. Fuera del continente africano, en Colombia está la mayor colonia de hipopótamos.
Actualmente, se estima que ya son más de 160 animales. Han avanzado tanto por el país que ya están a más de 100 kilómetros de la finca donde se instaló ese zoológico para deleitar al jefe narco. Para peor, las autoridades dicen que si no se hace nada, para el año 2035 pueden llegar a ser… ¡más de 1.000 ejemplares! Por eso, dicen que llegó el momento de hacer algo.
Un complejo método para controlar a la “plaga” de hipopótamos
Es el animal más grande que vive en Colombia. Pero al ser una especie “implantada”, los biólogos advierten sobre los problemas que esto ocasiona al medio ambiente. Un ejemplo similar es el de los castores en la provincia de Tierra del Fuego.
Los hipopótamos “dominan” una zona tan amplia con consecuencias muy nocivas: alejan o depredan a especies autóctonas, afectan a los cultivos de los pobladores y, además, son agresivos y han atacado a personas, por ejemplo, que nadan, navegan o pescan en el río Magdalena.
Durante la pandemia, en todo el mundo se vieron imágenes curiosas. Con las personas aisladas en sus casas, animales silvestres deambularon por calles céntricas. El espectáculo en Colombia fue todavía más excéntrico. En el pueblo de Doradal, por ejemplo, los que vagaban por las calles eran los hipopótamos dejados por Pablo Escobar. Un peligro claro para la población de la localidad cercana al río Magdalena. Tanto se adaptaron a su nuevo hábitat, que hasta se produjeron accidentes automovilísticos graves al cruzarse en las rutas y caminos.
Es por eso que la campaña del gobierno es un trípode para intentar controlar, por primera vez, la plaga de los hipopótamos.
La primera opción es la de matarlos para hacer caer drásticamente su población. No es posible ni es la intención eliminarlos a todos. Será una cuestión selectiva. La segunda opción es más compleja y de más largo plazo: esterilizarlos.
Para ello, es necesario dormirlos con dardos tranquilizantes y realizarle la operación necesaria para que los machos y las hembras no puedan reproducirse. Cuantos más se logre esterilizar, más rápido irá decreciendo la superpoblación de esta plaga.
El último método es simple, pero muy burocrático para instrumentar: se trata de capturarlos para poder relocalizarlos en reservas o parques en todo el mundo. El gran obstáculo es que con los zoológicos en retirada, las opciones disminuyeron muchísimo. Quedan abiertas las posibilidades de reubicarlos en algunas reservas. En ese sentido, lo mejor sería en el África, su lugar natural, pero el problema es que al llevar por lo menos tres generaciones ambientadas a otro lugar, aunque sean salvajes, no se puede garantizar cómo pueden relacionarse con los hipopótamos “autóctonos” africanos.
Además, el tema burocrático no es menor. Se deben verificar una serie de controles en materia sanitaria para que los animales “deportados” no lleven enfermedades a sus posibles nuevos hogares. Hasta el momento, no son muchos los centros o parques que se han comunicado con Colombia para aceptar recibir una parte de la colonia de hipopótamos de Escobar.
Por otro lado, las autoridades de salud animal del país americano dicen que los animales no tienen precio. No se los vende ni se pretende recibir dinero por ellos. Solo quieren sacárselos de encima. Un “regalo” de 1.500 kilos cada uno, multiplicado por 100 animales. El extraño legado del jefe narco Pablo Escobar Gaviria.