El presidente de Panamá, José Raúl Mulino, anunció este jueves que impondrá un toque de queda en dos zonas del país para “limpiar” las calles del narcotráfico y la delincuencia.
La medida que impide el libre desplazamiento de la población regirá de “nueve de la noche a cinco o seis de la mañana” en la provincia caribeña de Colón y en el populoso distrito de San Miguelito, contiguo a la capital panameña, dijo.
“Deseo que exista el toque de queda en esos dos lugares porque son quizás las zonas más afectadas por este tema de pandillas. El narcotráfico modificó toda la estructura delictiva”, indicó el mandatario derechista en su conferencia de prensa semanal.
Mulino no precisó la fecha en que entrará en vigencia esta medida. El toque de queda “es la única forma que tenemos, en tranquilidad relativa, de poder limpiar sus propias calles, avenidas y áreas más retiradas”, agregó Mulino.
En las últimas semanas han sido detenidas en Panamá decenas de personas, entre ellas policías y el hijo de un diputado, por su presunta relación con pandillas o el tráfico de drogas. Según las autoridades, estas bandas trafican drogas y blanquean dinero procedente del narcotráfico.
Además, la mayoría de homicidios en el país están relacionados con estas asociaciones criminales.
Mulino también afirmó que en su época de ministro de Seguridad durante el gobierno del expresidente Ricardo Martinelli (2009-2014) incautar una tonelada de droga “era de vez en cuando”, mientras que ahora “es cosa de todos los días ya prácticamente”.
En 2023, Panamá decomisó 119 toneladas de drogas, cantidad inferior al récord de 138 toneladas en 2022. En lo que va de año, las autoridades panameñas han incautado más de 50 toneladas.
Panamá, como el resto de América Central, sirve de paso para la cocaína procedente de Sudamérica, principalmente de Colombia, que es enviada a Estados Unidos, el mayor consumidor mundial de esta droga.
En los últimos meses, también han aumentado los decomisos de droga, en puertos del Caribe panameño, con destino es Europa.